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A propósito de El ejemplo de LOVE Park

La cultura urbana nos habla de las ciudades en las que vivimos. Cada día más funcionales y menos públicas. Más de tránsito y espectáculo que de producción de vida. Por eso, aunque no me interesa especialmente la cultura de la patineta, me encanta encontrarme textos como "El ejemplo de LOVE Park", publicado por Misha Canibal en Perros Callejeros .

Habla de cosas muy interesantes como, por ejemplo, la relación entre skatebording y dinero (mucho pero que mucho dinero):

Para el año 2002 varias generaciones de skaters había crecido patinando este espacio urbano público, pero el Ayuntamiento prohibió el patinaje en Love Park y realizó unas obras para re-convertir esta plaza en un sitio no apto para el skate. El alcalde olvidó rapidamente el gran beneficio económico (80$ millones de dólares) que había recibido la ciudad gracias al campeonato de skate de los X-Games que organizó una cadena televisiva en el centro de Filadelfia durante los años 2001 y 2002. Este espectacular evento fue retransmitido a 150 millones de hogares y 18 paises. Además tampoco parecío conmoverle que Love Park fuese incluido como uno de los escenarios del mundialmente conocido video-juego Tony Hawk’s Pro Skater II. En el 2004, una conocidísima marca de zapatillas ofreció al ayuntamiento la donación de 1 millón de dólares a lo largo de 10 años si volvían a permitir el patinaje en Love Park.

O de lo que significa crear espacios aptos, legales y protegidos (léase, controlados) para la práctica de este tipo de actividades lúdicas juveniles:

Los skateparks son zonas reguladas por la institución, y eso hay que hacérselo entender a l@s patinador@s… ya que si quieren patinar calle o “street”, hay que tener claro que una “skate-plaza” no es más que una reproducción formal y estética de lo que supone patinar por la urbe de manera ilegal.

O también -aunque no explícitamente- de nuestra libertad para interpretar el entorno urbano y hackearlo a nuestra manera:

Como anota Anthony Bracali, arquitecto del proyecto Paine Park, hay millares de lugares, mobiliario urbano, y tipologías de hacer ciudad, que han sido interpretadas por parte de la comunidad skater que han creado un lenguaje global. Las nuevas relaciones del cuerpo patinador con su espacio (...) se han convertido en las nuevas herramientas arquitectónicas más efectivas para la crítica de la vida cotidiana. Inimaginables por ningún urbanista del siglo pasado estos juegos juveniles han cambiado el paisaje de nuestras ciudades occidentales para siempre.

Así, si donde Misha dice skater leemos ciudadano (o caminante) o donde dice skate leemos paseo (o vida o mucho mejor: deriva), resulta que nos encontramos con un texto sobre las arquitecturas de control y la relación entre vida y urbanismo:

“El proceso de domesticación urbanística de los escenarios de la vida pública encuentra un complemento estratégico en la generalización de discursos políticos que, para intentar exorcizar las manifestaciones de lo inorgánico y los exudados visibles de la desigualdad social, hacen elogio de los valores del civismo, una ideología que concibe la vida social como terreno de y para el consenso, en que ciudadanos libres e iguales acuerdan convivir amablemente cumpliendo un conjunto de preceptos abstractos de buena conducta”.
Sociedades movedizas. Pasos hacia una antropología de las calles.
Manuel Delgado, Anagrama ed. 2007.

El texto completo está en Perros Callejeros , un weblog sobre urban life styles, street zinema, skateboarding & graffiti! O sobre reality hacking , según cómo se mire.

 

 

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