Una (otra) historia de ocultismo en el Guggenheim Bilbao
El despido del director financiero de la Fundación Guggenheim Bilbao, Roberto Cearsolo Berrenetxea, por desviar casi 500.000 € a sus cuentas personales suena a broma. O a insulto a la inteligencia.
Resumida, la versión que circula en los medios de comunicación -expresada por el propio Vidarte en la rueda de prensa de ayer- es esta:
A raiz del caso de la compra de divisas (compra de dólares por la Fundación Guggenheim que resultó en pérdidas por valor de 6 millones de €), el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas (TVCP) comienza una auditoria extraordinaria de las cuentas del Museo. A partir de aquí la cronología es la siguiente:
2 de abril:
Cearsolo presenta una baja por dimisión y se ausenta.
3 de abril:
La Fundación Guggenheim Bilbao recibe una petición de documentación del TVCP vinculada con la investigación de la compra de divisas y otras irregularidades detectadas. Ante la ausencia de Cearsolo, Vidarte encarga al “número 2” de la dirección financiera, Andoni Dobarán, que recopile la documentación requerida. Éste encuentra algunos movimientos de fondos sospechosos y “da la voz de alarma”. La Fundación Guggenheim inicia una investigación “interna”.
11 de abril:
Vidarte recibe la carta de Cearsolo en la que éste reconoce los hechos (“No podía aguantar más”), suministra información sobre el modo en que procedía y devuelve parte del dinero.
16 de abril:
Vidarte da una rueda de prensa para explicar lo anterior, anunciar el despido de Cearsolo y comunicar que la Fundación Guggenheim ha interpuesto una denuncia ante el juzgado contra el ex-director finaciero.
Está claro que la baja por depresión de Cearsolo está directamente relacionada con la investigación del TVCP. Pero el resto de la historia parece bastante inverosímil, empezando por la estampa del empleado que entra el disco duro de su jefe y descubre sus “irregulares” transferencias de fondos y siguiendo por la supuesta carta de arrepentimiento de Cearsolo y la devolución de parte del dinero. Es muy poco serio.
Pero además: ¿cómo se explica que ante semejante situación la respuesta de Vidarte haya sido sólo la de iniciar una investigación “interna”? ¿Por qué ha esperado tantos días hasta interponer la denuncia ante el juzgado? ¿Qué significan las pruebas aportadas por el propio Cearsolo? ¿Es una forma de ocultar otras pruebas y que se quede todo en casa?
Hay más:
Según Vidarte, Roberto Cearsolo realizaba las transferencias a sus cuentas privadas a través de dos “sociedades instrumentales”: Sociedad Tenedora Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Bilbao, S.L. y Sociedad Inmobiliaria Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Bilbao, S.L..
La Sociedad Tenedora Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Bilbao, S.L. es la encargada de la gestión de las adquisiciones de obra del Museo y está participada por el Gobierno Vasco (50%) y la Diputación de Bizkaia (50%). Las cuentas de la Sociedad Tenedora no habían sido auditadas desde 1997 (año de inauguración del Museo).
La Sociedad Inmobiliaria Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Bilbao, S.L. es la encargada de la gestión de los terrenos y el edificio de la Fundación Guggenheim Bilbao y está participada por el Gobierno Vasco, la Diputación de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao. Sus cuentas no se auditan desde 2002.
Roberto Cearsolo se ha ocupado “personalmente” y desde el principio de la gestión financiera de estas dos sociedades y de la de la Fundación Guggenheim.
Hasta hoy, el parlemento vasco -con el apoyo de PNV, EE y IU en la última legislatura- se ha negado reiteradamente a someter a estas “sociedades instrumentales” (la Sociedad Tenedora y la Sociedad Inmobiliaria) a un control público de sus cuentas. El argumento más utilizado es que, siendo sociedades limitadas (S.L.), no están obligadas a ello. Argumento que también ha repetido Vidarte, claro.
Suponiendo que fuera cierta la versión de Vidarte, ¿cómo es posible que la dirección de las adquisiciones de obras de arte y de terrenos de la Fundación Guggeheim se atribuya a entidades privadas, que la gestión financiera de éstas se confíe “personalmente” a una sola persona y que en todos sus años de actividad no sean sometidas a ningún control? ¿No es una gran irresposabilidad?
Y por otra parte, ¿de verdad puede una sola persona organizar semejante embrollo durante tanto tiempo sin la complicidad de nadie más?
En el Acuerdo firmado por la Administración Pública Vasca y la Fundación Salomon R. Guggenheim en 1991 hay un artículo que establece las condiciones de “publicidad” de este pacto. De acuerdo con él, el contenido del acuerdo es privado y no puede divulgarse sin el consentimiento de ambas partes, salvo requerimiento judicial o legal. O sea, que el pacto de creación del Museo Guggenheim no es público.
¿Cuál es el organigrama real de la Fundación Guggenheim Bilbao? ¿Cuáles son las relaciones entre ésta, las “sociedades instrumentales” (la Sociedad Tnedeora y la Sociedad Inmbiliaria) y la Fundación Salomon R. Guggenheim? ¿................?